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AM: El interés por la sostenibilidad viene desde finales de los años sesenta del siglo pasado. El Club Roma (1969), Informe de “Límites del Crecimiento (1972)” y Cumbre de la Tierra (1972), Estrategia Mundial de la Conservación de la Naturaleza y los RRNN (1980), Carta de la ONU para la Naturaleza (1982) y el famoso Informe Brundtland (1987), marcan el concepto moderno de desarrollo sostenible. En este sentido, el Informe Brundtland, afirma que la sostenibilidad consiste en satisfacer las necesidades presentes sin comprometer la satisfacción de las necesidades de las generaciones futuras, y que se basa en tres dimensiones: social, ambiental y económica. Carlo Donolo (2003) hablaba de distrito sostenible, en el que se contempla la sostenibilidad como durable, coherente y posible, además de concebir la transferibilidad de conocimientos y experiencias de forma integrada, en base a una cooperación inter e intraterritorial, teniendo en cuenta el capital social, el patrimonio ambiental y cultural.    Sin duda a los valores económicos, sociales y ambientales, habría que incluir los de carácter cultural-identitario y los ético-políticos (gobernanza).

AM: a Educación para el Desarrollo Sostenible, también conocida en el mundo anglosajón como “Ecoliteracy” (Haigh, 2009) es un nivel de conocimientoque permite al alumnado y a los futuros profesionales, identificar cuestiones y decisiones relacionadas con la sostenibilidad, guiándolos a plantearse investigaciones, análisis y estudios que respeten los pilares referentes a la ecología y la sociedad del desarrollo económico.

AM: En la actualidad hay que incidir, y mucho, en estos principios, al objeto de concienciar al alumnado para que sean conscientes de su huella ecológica y promoviendo que puedan plantear pequeños cambios de sus rutinas diarias. Así, comprenderán que son parte del problema, PERO también de la solución, porque una vez que sean conscientes de su contribución positiva y negativa en la situación actual, podrán ser PARTE DEL CAMBIO a escala LOCAL y también global (a través de su conciencia medioambiental, de su compromiso con la sociedad y con una economía social y medioambientalmente responsable)

AM: Además de albergar los 17 ODS, de intentar aplicarlos de manera transversal y de incidir positivamente en actividades que se denominan “aprendizaje de servicios”, los objetivos que se persiguen con el DELEITE, son que el alumnado aprenda desde la teoría, pero sin descuidar el aspecto aplicado de la formación. Para ello aplicamos los principios socráticos y aristotélicos. Así en la primera, acompañamos al alumnado en su formación no solo transfiriendo conocimientos, sino también las herramientas y soportes necesarios para que el alumnado pueda también participar activamente del aprendizaje, ya que como decía el gran pedagogo brasileño, Paulo Freire, “Enseñar no es transferir conocimiento, es crear la posibilidad de producirlo”. En el segundo caso, aplicamos el axioma aristotélico de “aprender haciendo”. Por todo ello, las materias que van desde la planificación estratégica, el turismo, la ordenación territorial y desarrollo sostenible, el comercio, las actividades industriales, el desarrollo rural y cooperativo, aspectos sociodemográficos, mercados locales de empleo y nuevos yacimientos, participan de salidas de campo, conferencias de profesionales, talleres aplicados y aprendizajes por proyectos. Más información: https://web.ua.es/es/masteres/desarrollo-local-e-innovacion-territorial/

SO: Es importante tener en cuenta los valores principales en los que llevar a cabo la práctica: soberanía alimentaria, agroecología, sustentabilidad y calidad de producto. Y una vez se tienen claros los parámetros de actuación es imprescindible la formación de personas (sujetos activos) que proyecten estas ideas en sus comunidades. Esta tarea se puede realizar a través de cursos de especialización, de formación de formadores y actividades de sensibilización sobre estos valores.

SO: Lo más importante es no perder la esencia de la tradición, en este caso se podrían diseñar talleres de formación teóricos y también la puesta en práctica de huertos escolares agroecológicos en el centro escolar. Y que el campo esté en las escuelas también. Otra de las actividades a desarrollar puede ser la visita semestral o anual a fincas agroecológicas cercanas, a la experiencia con el campesinado, y a la vivencia de la práctica agroecológica.

SO: La clave en este sentido es la concienciación y el consumo. Cabe promover conciencia sobre la importancia del origen de los productos y la producción de alimentos sin venenos, sin pesticidas ni plásticos. Para, posteriormente, llevar a cabo un consumo responsable de lo más cercano, de lo más natural, de lo más sano, y tradicional. Es decir, tener en cuenta que con nuestra forma de consumir tenemos la opción de contribuir al desarrollo local de nuestra comunidad.